Sonia salió de aquel lugar como si tuviera plomo en
los pies, a unos cuantos metros, el torrencial aguacero la sorprendió
mezclándose con sus lágrimas.
« ¡No, esto no me está pasando Dios mío!», se llevó
las manos a la boca para ahogar el grito, el grito que salía desde lo más
profundo de sus entrañas. Acababa de conocer el veredicto: “Cáncer de mama”,
esas tres palabras continuaban resonando en su mente. De regreso a casa deseó
evitar ver la angustia en el rostro de su hija, pero más que nada, imaginando
el viacrucis que les esperaba, recordó lo que la médica dijera y, el simple
hecho de imaginarse todo el proceso, la
rabia la invadió reprochándose no haber dado importancia a tiempo a aquel
síntoma. Llevando las manos en la cabeza,
llena de impotencia, de nuevo reclamó a Dios.
Paula su única hija de 22 años la esperaba en casa,
al ver a su madre pudo imaginar la tragedia y sin preguntar fue hacia ella, la
abrazó suave y cálidamente. «Te prometo que no estarás sola mamita, aquí estaré
para...» la voz se le quebró y permaneció abrazada a Sonia, quien sólo movía la
cabeza de un lado a otro. Al día siguiente, se dieron a la tarea de realizar
los trámites para la intervención quirúrgica. De pronto el carnet se llenó de
citas: exámenes de laboratorio, especialistas, terapias de apoyo, etc. No sabía
cuánto duraría esta batalla, pero día a día se repetía a sí misma que todo iría
mejor, aún a contracorriente, con la firme convicción de que Dios había
perdonado sus reclamos.
«¿Nos vamos?» le dijo su hija al mismo tiempo que le
ponía una especie de chal sobre los hombros, para hacerla sentirse más segura y
cobijada. Era su reunión semanal en el grupo de terapia para mujeres con cáncer
de mama. Han pasado 18 meses ya de la segunda cirugía y ahora está convencida de
la importancia de cuidar la salud y sobre todo de la prevención; perdió una
mama, sí. Pero conservó la vida y recuperó su amor propio, algo que había
olvidado al anteponer el bienestar de los demás antes que el suyo; el proceso
le había devuelto la fe en Dios y en sí misma, se sentía agradecida haber
contado con los amorosos cuidados de su hija y con este maravilloso grupo de
apoyo. Y en cuanto tiene la menor oportunidad no deja de aconsejar a las
mujeres: “tócate…
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Octubre 2022, San Quintín, Baja California, México.
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