¡NADA NI NADIE PUEDE DERRUMBARTE, MÁS QUE TÚ!
Maribel se repite esta frase para motivar su día. Es experta en batallas que la vida le invitó a luchar; sus enemigos el cáncer de mama y la metástasis cerebral. Hay reconstrucción después del dolor y hay vida después del cáncer. Maribel nos abre su corazón al compartir su vivencia con otras mujeres.
Sus ojos grandes se acentúan con sus pestañas largas, su mirada es profunda
y sus cejas generosas enmarcan su atractivo rostro; además sabe de moda y tiene
un don especial para combinar estilos y colores. De haber concursado en Miss
Baja California a finales de los noventa, hubiera representado a la mujer bella
e inteligente del noreste de México.
Cuando Maribel fue niña se vestía muy femenina y le gustaba lucir
bien. Era la década de los ochenta y le hizo falta recibir información adecuada
acerca de la menstruación. Su madre llena de tabús evitó hablar del tema, por
lo que creció con ignorancia sobre su cuerpo y cuando conoció una práctica
popular entre las jóvenes de su generación para evitar sangrar cada mes, no
dudó practicarla. Al inicio del nuevo milenio comenzó a ingerir un exceso de
anticonceptivos orales autorecetados para suprimir la menstruación, lo hizo por
alrededor de ocho años sin supervisión médica.
Las consecuencias del excesivo consumo de anticonceptivos se gestaron
silenciosamente dentro del cuerpo de Maribel sin consecuencias visibles, por lo
que sólo se concentró en su desarrollo profesional como licenciada en ciencias
empresariales durante la siguiente década. Hasta que llegó el crítico 2011, año
en el que aparecieron los primeros síntomas del cáncer de mama en medio del
estrés crónico postparto.
Depresión posparto, divorcio, duelo, desempleo, estrés crónico y
cáncer.
Maribel tenía un año de ser madre de una bebé y al mismo tiempo enfrentó el duelo por la
separación del padre de su hija, la adaptación a ser madre soltera desempleada
y aunado a estas fuentes de estrés crónico, comenzó a experimentar piquetes intensos
en la axila izquierda. Alarmada por los extraños dolores axilares fue al
ginecólogo, él le indicó la autoexploración de las mamas como práctica mensual.
Ella no detectó bolitas <nódulos> y las molestias axilares aún le
parecían tolerables, por lo que no insistió en profundizar en las causas de
aquel dolor y sólo se concentró en encontrar trabajo para sostenerse como madre soltera. Cabe señalar
como referencia que a partir del momento en que las mujeres cumplen 20 años de
edad, en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) declara en sus
políticas públicas que se promueve la autoexploración mensual de los senos como
la primera medida efectiva para detectar de manera oportuna el cáncer de mama.
En las puertas del cáncer con trabajo sin seguro médico.
Alrededor 2012 sólo encontró un empleo sin seguro médico. Las
molestias axilares comenzaron a incrementarse hasta volverse intolerables, por
lo que se realizó una mastografía particular por sugerencia de su médico a la
edad de 35 años. Cabe mencionar que en México el IMSS en sus políticas públicas
en relación a la mastografía, indica este estudio a las mujeres de 40 a 69 años
de edad, sin signos, ni síntomas de cáncer (asintomáticas) y tiene como
propósito detectar anormalidades en las mamas, que no se pueden percibir por la
observación o la palpación.
El médico de Maribel se enfocó en el resultado escrito que decía “malignidad
cero”, sin embargo no observó las impresiones del estudio. Este detalle Maribel
lo recuerda con precisión, así como la explicación que le otorgó donde le
aseguró que el dolor en los ganglios axilares se debía a cuestiones hormonales del
posparto. Maribel se quedó tranquila con esa explicación, porque por línea
materna en su familia no había casos de cáncer de mama y no dudó del médico experto.
Pero pocos meses después, a mediados del 2013 y el dolor en la axila
izquierda se hizo intolerable. Maribel dejó de aceptar que se debiera al
posparto, pero espero un poco más para volver al doctor; la institución laboral
seguía sin cumplir su obligación de darle el seguro médico y ella no se podía
permitir ciertos gastos como madre sin apoyo, pero cuatro meses después sintió
una protuberancia dolorosa en aquella axila visible e intolerable. Seguía
palpándose las mamas cada mes sin detectar ninguna “bolita”, asustada regresó
con el médico.
En la consulta notó la
temible seriedad en el rostro del doctor. Con nerviosismos logró leer sospecha
de “tumor en uno de los cuadrantes del seno” en la orden del ultrasonido de
mamas que le pidió realizarse de inmediato.
Un radiólogo me dijo la verdad.
Maribel no tenía familiares en Mexicali y seguía sin seguro médico,
por lo que adquirió deudas para pagar al radiólogo, al que llevó los estudios
de la mastografía. Mientras le realizaron el ultrasonido, notó nuevamente el
inconfundible rostro de la mala noticia en la cara del radiólogo, por lo que le
pidió sin demoras el diagnóstico.
Ella no olvida sus palabras:
“ No entiendo porque no te dijeron que tenías cáncer antes de venir aquí,
porque en la mastografía del 2012 ya salía que tenías un tumor; esto te lo
interpretaron mal… Sí Maribel, tienes en un 80% de probabilidad de tener un
cáncer con alta malignidad…pero estas joven y la ciencia está avanzada. Estoy
seguro de que tomará la mejor decisión”.
Maribel sólo sintió que le aventaban un balde de agua helada en la
nuca caliente sentada en aquel consultorio de paredes blancas. Al salir el frío
la envolvió mientras lloraba y daba vueltas conduciendo sin ruta definida en la
caliente Mexicali. Estaba llena de planes y anhelos como madre. Tuvo miedo a la
orfandad que podría experimentar su hija, no quería perderse de vivir con su pequeña
y también pensó, en las deudas económicas que tendría que adquirir para salvar
su salud, debido a la falta de seguro médico que la institución continuaba sin
brindarle.
La primera cirugía
La Mejor decisión que tomo Maribel fue optar por la mastectomía
radical. Gracias al apoyo de su madre logró pagar la intervención el cinco de
febrero del 2014.
Postrada y vulnerable en el quirófano, oró para despertar con
salud, se puso en las manos de Dios y respiró profundo para aceptar la
anestesia general; el asunto le parecía una pesadilla. Despertó sin la mama
izquierda. Le extrajeron catorce ganglios de los cuales dos resultaron
malignos. El viacrucis de lucha contra el cáncer de mama fue desgastante y
traumático, pero el apoyo de su familia fue como un faro en la obscuridad.
Reconstrucción del seno y embolia.
Después de su proceso de quimioterapias y radiación, pero sin ser
sometida a tomografías generales, el IMSS (seguro médico que finalmente le fue
otorgado como derecho laboral) la declaró en estando de remisión <período de
tiempo con vigilancia oncológica donde los síntomas del cáncer pudieran haber
desaparecido o disminuido>. Durante su remisión se sometió a una
reconstrucción del seno izquierdo a finales del 2018, pero en el período de
recuperación de esa cirugía estética experimentó una embolia que la atacó el día
de los Reyes Magos, un seis de enero del 2019, que Maribel jamás olvida.
Maribel no sabe si agradecer el sorpresivo derrame cerebral el día
de la rosca mexicana, porque le robó: vivir lejos de su hija por treinta días al
permanecer internada en el hospital, afectó su equilibrio y seguridad al
caminar, disminuyó su memoria, fluidez al hablar, leer y
escribir. Además se despidió de los zapatos con tacones altos <sus
preferidos>, experimentó cambios inflamatorios en su cara que le hacían
verse como una mujer distinta y sufrió
dolores crónicos en la espalda.
Sin embargo la embolia le
permitió iniciar la búsqueda de un nuevo diagnóstico que resultó un <tumor
en el cerebro debido a la metástasis del cáncer de mama> y con este
resultado, inició su segunda gran batalla contra el cáncer y el proceso de
quimioterapia y radiación. Maribel es una de las pocas mujeres que sabe que es
someterse a una delicada cirugía en el cerebro, sin un seno, pero con una fe
inquebrantable en Dios.
En retrospectiva Maribel nos contó su testimonio
Para que los lectores reconozcan la importancia de dar a las niñas
y jovencitas una adecuada información sobre la salud femenina y menstruación, e
invita a las madres lectoras de esta crónica a hablar sin tabús sobre el ciclo
menstrual; porque cree que de haber tenido información correcta, ella no habría
abusado de los anticonceptivos para suprimir el sangrado menstrual y por lo
tanto, no hubiera afrontado problemas hormonales y el doble cáncer. Nuestra
protagonista dada a su experiencia, ha practicado la comunicación estrecha con
su hija, y acepta el reto de enseñarle a cuidar su cuerpo.
Relatar esta historia de
vida, tan íntima no fue fácil para Maribel, pero la motiva difundir este
mensaje: “No es suficiente el palparse las mamas para detectar alguna bolita,
como se acentúa en las campañas de prevención del cáncer de mama, porque en mi caso: no lo fue.” Ella aboga por
incluir la difusión sobre los ganglios axilares anómalos y que se atiendan los
cambios perceptibles del área axilar con más énfasis en las campañas de
prevención de los centros de salud pública.
Nuestra protagonista continúa pendiente de los síntomas de
malignidad que podrían presentarse en el seno derecho que aún conserva. Sabe
que el cuidado de las personas que fueron diagnosticadas con cáncer no finaliza
cuando termina el tratamiento activo, por lo que ella continúa con revisiones
oncológicas cada tres meses. Está consciente de que ser mujer y haber padecido
de cáncer de mamas, aumenta su probabilidad de la recurrencia de la enfermedad.
Vivir con un seno y ser una paciente en remisión la hacen sentirse vulnerable,
en especial cuando le indican que debe hacerse ultrasonidos o estudios clínicos
especiales; por lo que no se permite bajar la guardia en relación a su salud.
La adultez como etapa de la vida implica sortear una serie de retos
y responsabilidades que nos exigen madurar. Nadie que conozca a Maribel puede
negar que es una mujer extraordinaria, ella nos contó que tiene el reto de seguir
creciendo en su fe y de luchar contra pensamientos negativos y derrotantes,
pero a esos, les hace frente un día a la vez.
La guapa norteña que bien pudo ganar Señorita Baja California en
los noventas, con su valioso testimonio de vida demuestra que es como la
cachanilla, que es raíz y símbolo de resistencia que edificó hogares
ancestrales en tierras agrestes y cálidas.
Maribel ondea como bandera su frase acuñada desde el dolor y la
sabiduría ¡Nada ni nadie puede derrumbarte, más que tú! Aceptó el duelo de dejar
ir de su corazón a la gente que la decepcionó y dañó; pero también valora y agradecer a las personas
solidarias que la apoyaron durante el viacrucis de pelear contra el doble cáncer.
Su poderosa personalidad, forjada en la madurez a precio muy alto,
es atrayente para otras mujeres que como yo, al conocer su historia nos
sentimos honradas de reconocer en ella el poder de la fe, del amor, del deseo
de vivir para seguir amando y cumplir su misión.
Hoy cuenta con seguro médico. Volvió a creer en el amor y está
felizmente casada con un hombre que la valora y apoya. Trabaja, es emprendedora,
además usa sus habilidades y buen gusto para comercializar productos femeninos.
Ella hace un señalamiento a los empresarios, e instituciones
públicas y privadas que en primer lugar recuerden que es su obligación cumplir
la ley laboral de otorgar el seguro médico a sus trabajadores sin postergación,
porque es un derecho laboral fundamental. Y en segundo lugar, que no
discriminen a sus trabajadores que enfrentan un diagnóstico oncológico. Maribel
quiere que todos como sociedad, seamos más solidarios con las madres y padres
de familia que se encuentran luchando contra el cáncer, porque es precisamente
en esa condición, cuando más ocupan trabajo, seguro médico y apoyo comunitario.
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